"Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia.."

miércoles, 18 de enero de 2012

Arturo Umberto Illia fue presidente de la República entre 1963 y 1966.



Podemos resumir su pensamiento político expresando que consideraba que los Partidos Políticos son pilares imprescindibles de la sociedad civil, y que debían representar las ideas, valores e intereses de la Sociedad, y no de sectores y parcialidades económicas.
A pesar de haber gobernado poco tiempo, su gestión fue considerada con el correr de los años, como la más transparente, honrada y progresista de la historia y se afirmará sin temor al equivoco, que “Don Arturo” era un austero Krausista, enmarcado en el ideario de Hipólito Yrigoyen, y que gobernó para el pueblo, como así también, que jamás tomó una decisión política que lo perjudicara. Illía sin especular si era bueno o malo para su proyección política personal, tomó determinaciones transformadoras para nuestro país, como el impulso de la Ley de Medicamentos, la Ley de Salario Mínimo Vital y Móvil, la Anulación de los Contratos Petroleros, la Anulación de los Gastos Reservados, la defensa de la Soberanía de Malvinas, garantizar la vigencia de los derechos civiles, las libertades Públicas, y el diseño de una política exterior Soberana y Solidaria, sobre todo, con los pueblos en vías de desarrollo.
La historia y los ciudadanos comunes se han encargado de valorar al gobierno de Illía, destacando que toda su vida lucho por los derechos de los más débiles, demostrando que se puede gobernar sin dejar de lado los valores y los principios ideológicos del radicalismo histórico. Han pasado varios años desde su desaparición física, y consideramos que Arturo Illía constituye un espejo necesario en cual deberán mirarse quienes se encuentran hoy abocados en la tarea de poner de pie e impulsar hacia un futuro glorioso a la Unión Cívica Radical. Seria bueno para los radicales y para el país, que una vez terminados los importantes y sentidos discursos que se dirán este 18 de enero, aniversario de su fallecimiento, se pase de la dialéctica a la acción concreta. En tal sentido, el mejor homenaje que puede brindarle, el Radicalismo y la clase política toda de nuestro País, sería trabajar para lograr instaurar para los tiempos, un sistema republicano que funcione y no que sea sólo una formalidad, con el fin de garantizar los derechos y deberes constitucionales, la igualdad de oportunidades y la posibilidad de cristalizar los sueños colectivos e individuales. Arturo Illía constituye una referencia ineludible en el inicio de una necesaria y profunda reflexión, para incorporar como práctica política, para el presente y futuro, muchos de sus buenos ejemplos, que singularizan al ex presidente, y que año a año se destacan desde la tribuna, cada vez que llega el 18 de enero.

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