"Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia.."
viernes, 27 de julio de 2012
Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Revolución del Parque 26 de Julio de 1890
Al Pueblo: (…)El patriotismo nos obliga a proclamar la revolución como
recurso extremo y necesario para evitar la ruina del país.
Derrocar un gobierno constitucional, alterar sin justo motivo la paz
pública y el orden social, sustituir el comicio con la asonada y erigir la violencia
en sistema político, sería cometer un verdadero delito de que nos pediría cuenta
la opinión nacional.
Pero acatar y mantener un gobierno que representa la ilegalidad y la
corrupción; vivir sin voz ni voto la vida pública de un pueblo que nació libre;
ver desaparecer día por día las reglas, los principios, las garantías de toda
administración pública regular, consentir los avances al tesoro, la adulteración
de la moneda, el despilfarro de la renta; tolerar la usurpación de nuestros
derechos políticos y la supresión de nuestras garantías individuales que interesan
a la vida civil, sin esperanza alguna de reacción ni de mejora, porque todos los
caminos están tomados para privar al pueblo de gobierno propio y mantener en
el poder a los mismos que han labrado la desgracia de la República; saber que
los trabajadores emigran y que el comercio se arruina, porque, con la
desmonetización del papel, el salario no basta para las primeras necesidades de
la vida y se han suspendido los negocios y no se cumplen las obligaciones;
soportar la miseria dentro del país y esperar la hora de la bancarrota
internacional que nos deshonraría ante el extranjero; resignarse y sufrir todo
fiando nuestra suerte y la de nuestra posteridad a lo imprevisto y a la evolución
del tiempo, sin tentar el esfuerzo supremo, sin hacer los grandes sacrificios que
reclama una situación angustiosa y casi desesperada, sería consagrar la
impunidad del abuso, aceptar un despotismo ignominioso, renunciar al gobierno
libre y asumir la más grave responsabilidad ante la patria.
(...) El período de la revolución será transitorio y breve; no durará sino el
tiempo indispensable para que el país se organice constitucionalmente. El
gobierno revolucionario presidirá la elección de tal manera que no se suscite ni
la sospecha de que la voluntad nacional haya podido ser sorprendida, subyugada
o defraudada.
El elegido para el mando supremo de la Nación será el ciudadano que
cuente con la mayoría de sufragios, en comicios pacíficos y libres, y únicamente
quedarán excluidos como candidatos los miembros del gobierno revolucionario,
que espontáneamente ofrecen al país esta garantía de su imparcialidad y de la
pureza de sus propósitos.
Ln. Alem, A. del Valle, M. Domaría, M. Goyena, J. J. Romero, L. V. López
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