"Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia.."

sábado, 3 de julio de 2010

La Juventud Radical, hoy recuerda la muerte de Hipólito Yrigoyen.


Don Hipólito nace un 12 de julio de 1852. Es hijo de un trabajador inmigrante de origen francés. Yrigoyen fue el principal reformador de la UCR después de su crisis y disolución en 1897, convirtiéndose así en la persona más importante del partido y lograría más tarde ser 2 veces presidente de la nación.
A pesar de haber ocupado 2 veces el mayor cargo y honor que puede tener un argentino, Yrigoyen siempre se mostró reacio a ocupar cargos de importancia, demostrando que él estaba para cambiar las cosas que el creía que arruinaban al país. Desde su punto de vista siempre se mostró intransigente y nunca se dejó seducir por ofertas de la oligarquía. Siempre que desde la oligarquía le preguntaban o le pedían consejos sobre la situación del país el respondía educadamente "entréguenle las urnas al pueblo".
Esta inquebrantable personalidad hizo que las grandes masas lo amaran, tanto desde los sectores radicales como de grandes sectores obreros que vieron en el una luz de esperanza.
Yrigoyen fue la síntesis del liberalismo político y el reformismo económico, profundamente popular, sin caer en la demagogia de los populismos que engañan y adormecen a los pueblos.
Contando con amplísima adhesión popular, no forzó las instituciones de la República para buscar su reelección inmediata.

LA MUERTE DE YRIGOYEN

Este hecho se conoce como una de las mayores movilizaciones de gente de la historia. Se calcula que la gente que se acercó fue cerca de 1 millón y medio de personas. Aparte de ser una de las más grandes manifestaciones, fue una de las más sorpresivas, porque Irigoyen muere un 3 de julio de 1933; recordemos que en esa fecha había un gobierno anti constitucional que lo había derrocado. Por lo tanto, el radicalismo y el Irigoyenismo estaban proscriptos, y la muerte de Yrigoyen no salió en ningún medio masivo de comunicación. La gente se fue concentrando de a poco y de boca en boca. La multitud fue tal, que el cadáver de Irigoyen, dentro de su féretro fue trasladado de mano en mano por la gente.

La Juventud Radical recuerda a Hipólito Yrigoyen, en el día de su desaparición física, a un político revolucionario, al estadista respetuoso de las libertades, y aquel viejo ex presidente derrocado que, a sus 80 años, con optimismo decía que había que empezar de nuevo.

jueves, 1 de julio de 2010

LEANDRO ALEM, MUERE UN 1° DE JULIO DE 1896


Leandro Alem, fue un político argentino, fundador de la Unión Cívica Radical, elegido dos veces diputado provincial y dos veces senador nacional.
Fue tío y mentor de Hipólito Yrigoyen, hijo de su hermana Marcelina y diez años menor que él, quien en 1916 llegará a ser el primer presidente argentino elegido por el voto secreto.
Desde muy joven Alem ingresa como voluntario al ejército. Peleó en las últimas batallas de las guerras civiles argentinas, Cepeda en 1859 y Pavón en 1861.
Se recibe de abogado en la Universidad de Buenos Aires e instala su estudio junto con su amigo y correligionario Aristóbulo del Valle. Su tesis se tituló: "Estudio sobre las obligaciones naturales", es decir aquellas obligaciones que reposan más en la moral que en la ley.

¿Cómo había ocurrido la catástrofe? El doctor Leandro N. Alem había dado fin a su existencia, disparándose dentro del coche que lo conducía al Club del Progreso, un tiro en la sien derecha.
Se había suicidado Alem. Leandro Alem, el de las largas barbas plateadas ya, el de los ojos vivos y fulgurantes, el de la palabra vibrante y perentoria, el jefe, el hombre de la calle y de la plaza pública, que arrebataba a las multitudes cuando les hablaba por ellas, cuando los llevaba adonde él quería llevarlas, casi ídolo, con su ascético rostro, con su vida clara, con su altruismo extraño.
¿Por qué? Todos preguntaban el por qué, todos querían conocerlo, y hubieran cuestionado al cadáver si hubiera podido contestar, y quedaban mudos ante ese enigma. ¿Cómo, cuando se es jefe de un partido poderoso, cuando se influye en los destinos de una Nación, cuando se ha llegado a una popularidad, casi sin precedentes, se puede cortar así el hilo de una existencia, saltar así a la nada, romper así con todo lo que sonríe y lo que promete? ...
Hombre maduro, el doctor Alem había visto muchas cosas, había pulsado muchas pasiones, había hecho muchos sacrificios, y llegado el momento del balance se había encontrado él solo en pérdida, después de haber puesto casi todo el capital.
Muere en su teatro, en la calle de sus triunfos y las causas de su muerte no han de conocerse tal vez por entero.
Su nombre era conocido y relativamente popular antes del 90 en que alcanzó altísima figuración y representó en su persona el grupo numeroso de los excesivos, de los que querían llegar a saltos al ideal, contra la regla de la naturaleza.

¡Duerma en paz Leandro Alem! Que el descanso eterno la compense de su lucha continua. En nuestra historia tiene un puesto, su nombre vivirá y hoy no habrá en toda la República quien no lamente su trágica muerte y rinda tributo a sus virtudes.
Alma noble, luchador incansable, hombre de raro temple, librado a los embates de la suerte pocas veces propicias ha llegado al término de su carrera con la estimación de propios y extraños y sin duda por eso en su rostro demacrado y en sus blancas barbas hay aún, después de la muerte, un sello de placidez y de entereza.
¡Duerma en paz Leandro Alem!